Según los datos ofrecidos por el Observatorio Nacional de Drogas en diciembre de 2018 (estudio EDADES 2017-2018), las drogas consumidas de forma más frecuente en la actualidad son el alcohol, el tabaco y los medicamentos hipnosedantes y, entre las drogas ilegales, destaca el cannabis.
Datos por hombres, mujeres y según rango de edad.
En hombres es más frecuente el consumo de tabaco, alcohol, cannabis, cocaína, éxtasis, anfetaminas, alucinógenos e inhalables volátiles. En cambio, es mayor la prevalencia de uso de sedantes y analgésicos opioides en mujeres. En la población de 15 a 17 años destaca el consumo de cannabis, alucinógenos y setas mágicas. Entre los jóvenes de 15 a 24 años, llama la atención la presencia de consumo de alcohol según un patrón de atracón (en el argot, “botellón”) siendo la frecuencia estimada en chicos del 18,4 % y en chicas del 12,1 %.
Figura 1. Datos prevalencia consumo Plan Nacional de Drogas (2017-2018).

Fuente: Ministerio de Sanidad, Consumo y Servicios Sociales.
Si bien con respecto al estudio previo (2015-2016), se ha observado una ligera disminución en el consumo de alcohol, hipnosedantes, alucinógenos y nuevas sustancias, hay una tendencia al aumento en el consumo diario de tabaco. También es importante señalar que un 6,7 % refieren haber consumido analgésicos opioides en el último año; de estos, el 88,7 % los han obtenido por receta médica y el 95 % reconoce seguir las indicaciones del médico prescriptor.
En los últimos años, ha aumentado la conciencia, especialmente entre mujeres, del riesgo que puede suponer el consumo de drogas. No obstante, persiste la tendencia a minimizar las consecuencias negativas del consumo problemático de alcohol.
Nuevas drogas
En cuanto a las nuevas drogas que se especifican en el estudio (spice, ketamina, ayahuasca, mefedrona y salvia divinorum), el 1,1 % de la población de 15 a 64 años declara haberlas probado alguna vez, siendo más frecuente el consumo entre varones entre 25 y 44 años, que refiere tener facilidad para disponer de las mismas, con un patrón de uso más bien “experimental”.
El conocimiento del consumo de drogas en función del contexto es clave a la hora de diseñar estrategias preventivas y de intervención clínica adaptadas a la realidad de las personas que atendemos.
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