Los médicos disponemos de un amplio arsenal terapéutico farmacológico y no farmacológico para tratar de aliviar el dolor. Estos medicamentos, que se llaman genéricamente analgésicos, se usan de manera escalonada: desde la primera línea, que incluye, por ejemplo, al paracetamol, hasta llegar a líneas más avanzadas de tratamiento en las que se recurre a los llamados opioides fuertes o mayores (morfina, metadona, hidromorfona, oxicodona, fentanilo, buprenorfina o tapentadol).
Los opioides son, por tanto, un grupo de analgésicos muy eficaces para el control del dolor, aunque no están exentos de efectos secundarios, muchos de ellos relacionados con su efecto sedativo, con su potencial de generar tolerancia y dependencia y, en último término, con el riesgo vital que implica su sobredosificación.
El Consejo de Colegios de Médicos de Cataluña (CCMC) publicó el pasado mes de abril una serie de recomendaciones que los médicos deben tener en cuenta para prevenir los casos de abusos y adicción a opioides. El documento surgió como respuesta del CCMC a la alarma provocada por la grave crisis de salud pública generada en Estados Unidos desde mediados de los años 90 e intensificada en la última década. Se calcula que en ese país, actualmente, mueren más de 100 personas al día por sobredosis de opioides (sobre todo, fentanilo y heroína). Se trata, por tanto, de una crisis de salud pública nacional que, finalmente, ha activado también la alerta de diversas organizaciones sanitarias a nivel internacional.
El hecho de que, en los últimos años y en un gran número de países post-industrializados, se haya extendido su prescripción más allá del dolor oncológico y por cortos períodos de tiempo ha provocado un aumento del riesgo de conductas de abuso e incluso de desarrollar una adicción. Por otra parte, en el caso de las muertes por sobredosis, puede tener que ver también la sustitución de los fármacos opioides por substancias adulteradas o provenientes de mercados ilegales, a veces frecuentados por quienes no pueden acceder a la dispensación controlada por un facultativo, lo que aumenta el riesgo de complicaciones graves e imprevistas potencialmente letales.
Pese a que en la Unión Europea (UE) y, en concreto, en España, las cifras no alcanzan las registradas en Estados Unidos, sí cabe señalar que en nuestro país el consumo de opioides entre 2008 y 2015 aumentó un 84%. Por ejemplo, el fentanilo (que puede ser hasta 50 veces más potente que la heroína) se receta en España el doble que en la media de la UE.
Pautas en la prescripción y administración de opioides
Aunque medidas como la receta electrónica, la historia clínica compartida y disponer de una red sanitaria pública interconectada y de cobertura universal permiten reducir el riesgo de inadecuada prescripción, el CCMC propone a los profesionales involucrados en la prescripción y administración de opioides las siguientes pautas:
- En el manejo del dolor crónico no oncológico, deberían combinarse estrategias multimodales, integrales y multidisciplinares.
- En el abordaje del dolor y su impacto en la vida diaria, hay que plantear objetivos realistas según el diagnóstico y pronóstico.
- Se debe hacer una selección adecuada de pacientes a quienes se pueda prescribir opioides mayores, eligiendo, en lo posible, otras alternativas de tratamiento en pacientes que presentan un incremento del riesgo de desarrollar adicción.
- En ancianos o pacientes que toman muchos medicamentos, es importante tener en cuenta que los opioides pueden aumentar el riesgo de complicaciones.
- Cuando se prescriban opioides, se debe seguir un control estrecho por parte del médico prescriptor y establecer también unas pautas fijas de dosis y administración.
- Es preciso reevaluar al cabo de 3-6 meses la necesidad de continuar el tratamiento y hacerlo a las dosis prescritas o bien plantear si se puede recurrir a otras estrategias.
No obstante, si el facultativo tratante observa, finalmente, indicios de que puede haberse desarrollado una adicción a opioides, es clave ponerse en contacto con un especialista en adicciones para poder hacer un abordaje conjunto e interdisciplinar.
Leave a Comment