La marihuana es una sustancia psicoactiva obtenida del cannabis sativa, un arbusto silvestre que crece en zonas templadas y tropicales; de su resina se extrae el hachís y de sus hojas, la marihuana. Se consume preferentemente fumada o bebida en infusión, y sus efectos son diferentes según la vía de administración.
Las modalidades de marihuana disponibles en la actualidad son más potentes que las que existían en la década de los 1960, ya que, gracias a la biotecnología, los laboratorios clandestinos han conseguido incrementar la concentración de THC (tetrahidrocannabinol, el principio psicoactivo del cannabis) por unidad de consumo.
Efectos de la marihuana
La marihuana se considera una sustancia fundamentalmente psicoactiva. En los últimos años ha ido aumentando la evidencia de sus beneficios terapéuticos en el tratamiento del dolor crónico, la reducción de las náuseas tras la quimioterapia y/o la mejoría en algunos síntomas de esclerosis múltiple.
Como sustancia psicoactiva, actúa primordialmente en las áreas cerebrales relacionadas con la conciencia, la memoria y la acción o voluntad. A nivel psicológico, los consumidores de marihuana informan habitualmente de sensaciones placenteras, de ahí su empleo con fines lúdicos, aunque no siempre proporcionan experiencias agradables.
En la práctica, sus efectos varían según cada individuo y las circunstancias del consumo, lo que el doctor Timothy Leary resume aludiendo al estado mental inicial del consumidor y el entorno en el cual se “coloca”. Las impresiones subjetivas más comúnmente descritas a raíz del consumo son:
- Descenso del umbral mínimo de percepción de los estímulos sensoriales, especialmente los táctiles, gustativos y sonoros; gran interés por la comida y la música.
- Torrente libre de ideas en una sucesión rápida, suelta, como en sueños; alucinaciones moderadas, sensación de “doble conciencia” o de que algunas semejanzas o conexiones no son reales.
- Interrupción de la concentración y de la memoria a corto plazo.
- Sensación de estar flotando, mareado o con vértigo, y/o de pesadez en el tronco y las extremidades.
- Hiperactividad, impaciencia, hilaridad y locuacidad durante una o dos horas, seguida por somnolencia y/o apatía de dos a seis horas después.
- “Dilatación temporal” subjetiva o tendencia a sobrestimar el tiempo transcurrido durante el consumo.
- Deterioro de la capacidad ejecutiva, de la comprensión y de la coordinación, especialmente cuando se ejecutan tareas complejas, así como confusión, dificultad para expresar el pensamiento por medio de palabras y/o problemas de vocalización.
Efectos nocivos
Junto con los efectos antes descritos, cabe señalar que el consumo crónico de cannabis puede comportar cambios:
- A nivel cerebral, disminuye la velocidad de procesamiento de la información, merma el rendimiento cognitivo y la capacidad de aprendizaje y promueve una conducta más desinhibida. El consumo mantenido y en grandes cantidades puede provocar apatía y desinterés.
- A nivel respiratorio, afecta a la integridad y correcto funcionamiento de las vías respiratorias y los pulmones.
- A nivel cardiovascular, altera el ritmo cardíaco y la tensión arterial.
- Puede facilitar el desencadenamiento de cuadros psicóticos. De hecho, se desaconseja en individuos con un incremento del riesgo de presentar clínica psicótica o del espectro bipolar.
Potencial adictivo
En cuanto a su potencial adictivo, existen discrepancias entre quienes afirman que la dependencia de la marihuana se debe a razones psicológicas inherentes a cada individuo y quienes sostienen que la periodicidad y cronicidad del consumo acaba provocando una alteración importante en los circuitos de recompensa cerebral y en la capacidad de control conductual, lo que, en último término, reforzaría el consumo a medio-largo plazo. Cuando se interrumpe el consumo mantenido, puede emerger un cuadro de abstinencia o malestar, especialmente cuando se han consumido grandes cantidades durante un largo período de tiempo.
Como ocurre con otras sustancias psicoactivas, cuando el sujeto, a pesar de las consecuencias adversas que provoca en diversos ámbitos vitales, no es capaz de detener por sí mismo el consumo, es momento de pedir ayuda en los recursos especializados en adicciones.
Que hacer cuando hay una recaida. – CLINICA DE DESINTOXICACION ALCOHOLISMO, COCAINA, DROGAS Y ADICCIONES En el proceso de recuperacion de las conductas adictivas no es infrecuente que se produzcan recaidas. Las recaidas suelen darse asociadas a estados emocionales negativos, como la ansiedad y depresion, a situaciones de estres, ante el dolor, la presion social al consumo y a la perdida del control personal. Se suele pensar que las recaidas son un fracaso total, esto es un error.