En los últimos años, se haya ido afianzando la apuesta por generar espacios de reflexión en la práctica clínica cotidiana, en los que poder detenernos a dialogar sobre aspectos relacionados con nuestro quehacer que impactan, no sólo en nosotros, sino también en los pacientes que atendemos y en el resto de actores involucrados en nuestro día a día, de manera más o menos explícita.