La relación de la persona con la sustancia adictiva resulta mucho más relevante que la sustancia en sí misma
Las adicciones son un problema de salud mental que se puede curar, y para ello, requiere una visión de conjunto que permita establecer un tratamiento eficaz.
Al abordar el tratamiento de una adicción hay que tener presente que existen diferencias claras entre las distintas sustancias de abuso (alcohol, cocaína, opiáceos, etc.): desde aspectos neurobiológicos de los efectos de esa sustancia en el individuo hasta cuestiones como la condición legal de esa sustancia en el país.
Del mismo modo, también existen distintos patrones de abuso y dependencia: en función de la sustancia, la vía de administración, la frecuencia e intensidad del consumo o los años de evolución de la adicción que hay que tener en consideración.
Todas estas diferencias deben tenerse en cuenta a la hora de establecer el tratamiento para superar una adicción, puesto que influyen en aspectos como el manejo de la abstinencia, la elección de los fármacos para tratarla o las medidas de control a considerar.
Sin embargo, resulta mucho más determinante la relación de la persona con la sustancia que la sustancia en sí misma.
Primera fase para superar cualquier adicción: la desintoxicación
En cualquier caso, la primera fase del tratamiento para la superación de una adicción se focaliza en la desintoxicación de la sustancia de abuso en cuestión, sea esta el alcohol, la cocaína, los opiáceos o cualquier otra sustancia adictiva.
En esta fase, toma especial protagonismo la parte más médica del tratamiento, puesto que cesar el consumo produce el llamado síndrome de abstinencia, así como otros desajustes bioquímicos que demandan una respuesta farmacológica con el objetivo de “parar el golpe” que recibe el organismo tras la retirada del tóxico.
En estos momentos iniciales del tratamiento, que van desde las primeras horas a los primeros días de abstinencia, es cuando el abordaje farmacológico resulta de especial importancia, siendo, en muchas ocasiones, imprescindible.
Atención psicológica centrada en la persona, no en la substancia
En paralelo a la intervención farmacológica se realiza la atención psicológica, que pretende consolidar la abstinencia más allá de la desintoxicación física, proceso conocido como deshabituación.
La deshabituación de la conducta adictiva es un proceso complejo dentro del tratamiento para la adicción, puesto que implica que la persona aprenda a superar sus dificultades sin recurrir a la sustancia de abuso, con independencia de cuál sea la sustancia adictiva en cuestión.
Como cualquier hábito instaurado, el consumo de sustancias es una dinámica difícil de atajar, dado que la persona ha automatizado determinadas conductas, en este caso enfocadas a conseguir acceder y consumir la sustancia. Para vencerlo, será necesario instaurar nuevos hábitos alternativos al consumo de la sustancia de abuso.
Una visión de conjunto para la deshabituación
Por su complejidad, se considera que la fase de deshabituación es el núcleo central del tratamiento de las adicciones. Resulta imprescindible aquí tener una visión de conjunto, y en este sentido, se entiende la adicción como una conducta problemática integral más que una dificultad con una sustancia determinada. Así pues, cobra muchísima más importancia la relación de la persona con la sustancia que la sustancia en sí misma.
Si bien es interesante conocer los efectos de cada sustancia en particular, tiene relativo interés para el tratamiento, dado que lo que lleva a la persona a consumir son los llamados motores de consumo, que suelen encontrarse dentro de uno mismo. Y es aquí donde la deshabituación encuentra una de sus piedras angulares: qué lleva a la persona a hacer un abuso de la sustancia.
Es por eso que, en Clínica Galatea, se aborda la adicción de manera holística, sin establecer grandes diferencias en función de la sustancia a la hora de trabajar en la deshabituación. Este es uno de los principales motivos por los que el abordaje psicoterapéutico que se hace de las adicciones no se enfoca de una manera diferencial en función de la sustancia de abuso. Se opta, así, por un Programa de Intervención Grupal en Adicciones, que aglutina personas con adicción a distintas sustancias.
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