“En el término medio está la virtud”
(Aristóteles)
Se ha acuñado el nuevo termino adicciones comportamentales, para un conjunto de conductas que comparten características con las adicciones al alcohol y/u otras drogas pero que, a diferencia de estas, no implican el consumo problemático de sustancias sino la presencia de hábitos que escapan al control del sujeto, aun resultándoles perjudiciales.
Los rasgos primordiales de dichas conductas problemáticas son:
- No pueden cesar a pesar de las consecuencias negativas para el sujeto en diversos ámbitos (repercusión familiar, social, laboral, económica y/o legal).
- Tolerancia: cada vez hace necesario más tiempo para obtener el efecto que se persigue. Dicha inversión temporal va provocando un empobrecimiento de la dedicación a otras áreas claves en la vida del sujeto.
- Abstinencia: cuando se intenta abandonar el hábito, aparece un malestar intenso ante el que el sujeto claudica.
El juego patológico es una de las adicciones comportamentales más antiguas. Pero las conductas incluidas en la nueva denominación no pueden deslindarse del impacto de la sociedad del hiperconsumo en diversos ámbitos de la vida, de la disponibilidad de nuevas tecnologías, de los cambios en los modos de socialización y de las profundas modificaciones en la construcción de la identidad de los sujetos que se han venido observando en los últimos años.
Entre estas nuevas adicciones, destacan:
- El juego patológico (o ludopatía) y sus variantes recientes (apuestas online, videojuegos).
- Las relacionadas con nuevas tecnologías: uso de móvil e internet (a menudo, vinculados a la frecuentación de redes sociales virtuales pero que puede ser también generalizada o focalizada en una/s poca/s temática/s).
- Las relacionadas con el cuerpo y sus necesidades básicas: a la comida (desde los atracones a la obsesión por la comida saludable), al sexo (adicción a la pornografía o a las relaciones sexuales incesantes) o incluso al cuidado del cuerpo (ejercicio físico excesivo o mejoramiento corporal excesivo).
- Y otras muchas: compras “compulsivas”, dependencia al trabajo, dependencia emocional, etc.
No es infrecuente que aparezcan asociadas a otros problemas, bien de consumo de sustancias, bien de otra índole (afectivos, de personalidad, etc.). De ahí la importancia de abordarlas, más allá de las intervenciones estrictamente conductuales que regulan el impacto del hábito en el día a día del sujeto, teniendo en cuenta la singularidad de dicha conducta en cada individuo.
Sigue siendo polémica la identificación de dichas conductas problemáticas como “trastornos” o como meros “síntomas” del malestar del sujeto en sus más variadas expresiones. No obstante, sí está clara la recomendación de animar a los sujetos que se vean atrapados en las mismas a pedir ayuda. A día de hoy, los recursos terapéuticos para las adicciones, como la Clínica Galatea, están adaptando su cartera de servicios al abordaje de dichos problemas.
Leave a Comment