El pasado 6 de mayo se celebró, por videoconferencia y transmitido por “streaming” en el canal de YouTube del Colegio de Médicos de Uruguay, un encuentro entre profesionales de distintos países dedicados al cuidado de los médicos. La organización del evento corrió a cargo del Programa de Atención al Médico (BIENPro) del Colegio Médico de Uruguay, liderado por el doctor Juan Dapueto.
Dicho encuentro se enmarca en una estrategia más amplia de estrecha colaboración entre el Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (PAIME) de España y las iniciativas, inspiradas en dicho modelo, que se han ido desarrollando en los últimos años en algunos países de Latinoamérica, como es el caso de Argentina (programa PASMME).
En la sesión de trabajo se abordaron diferentes cuestiones. Tras la introducción inicial a cargo del doctor Blauco Rodríguez, presidente del Colegio Médico de Uruguay, tomó la palabra el doctor Serafín Romero, de la Organización Médica Colegial y coordinador nacional del PAIME. El doctor Romero describió cómo la pandemia ha impactado en los médicos y otros profesionales de la salud en España, analizando las fortalezas y debilidades de las estrategias puestas en marcha de cara a convertir la experiencia de la COVID-19 en una oportunidad para repensar la manera en la que se organiza la asistencia sanitaria en España, hacer una revisión crítica de la dotación de recursos materiales y humanos y mantener la apuesta para cuidar a los médicos con programas como el PAIME.
La doctora Mª Dolores Braquehais, de la Clínica Galatea, tras ofrecer unas breves pinceladas epidemiológicas, se centró en el análisis de los factores relacionados con el malestar psíquico de los profesionales de la salud, en concreto de los médicos, durante la pandemia, desglosando su impacto en función de una serie de factores:
- nivel de exposición al virus y sus consecuencias
- situación epidemiológica y medidas de salud pública adoptadas en cada país o región
- recursos materiales
- recursos humanos
- aspectos propios de cada individuo.
Por último, describió las iniciativas desarrolladas por la Fundación Galatea y cómo la Clínica Galatea ha ido adaptando la provisión de servicios con la finalidad de no interrumpir la atención clínica al tiempo que se adoptaban las medidas de prevención contra la pandemia.
El doctor Gustavo Tolchinsky, secretario del Colegio de Médicos de Barcelona (CoMB) y jefe del servicio de Medicina Interna del Hospital de Badalona, inició su alocución con un relato en primera persona de cómo había vivido la pandemia tanto a nivel personal como profesional. Tras este testimonio, pasó a resumir, brevemente, qué acciones ha puesto en marcha el CoMB durante la pandemia para ayudar a garantizar la protección de los médicos, no sólo en cuanto a minimizar los riesgos de contagio sino también las medidas de protección social, jurídica y deontológica para los colegiados. Subrayó asimismo cómo se ha podido seguir manteniendo el papel tutelar clave, como organismo regulador, en los casos de médicos con trastornos mentales (entre ellos, las adicciones) con potencial riesgo para la praxis dentro de la especificidad propia del modelo PAIME.
Por último, la doctora Silvia Bentolila, Coordinadora del PASMME del Colegio de Médicos de la Provincia de Buenos Aires, Distrito III, describió, a grandes rasgos, el Plan de Acción Nacional de respuesta en Salud mental y Apoyo Psicosocial (SMAPS) desarrollado, a nivel estatal, por parte de la Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones del Ministerio de Salud de Argentina. Dicho programa se puso en marcha desde que se activó la alerta por la pandemia de la COVID-19 con la intención de reducir el impacto psicosocial de dicha situación en la población. De acuerdo con un modelo basado en la intervención en desastres, se han ido articulando diversas acciones e identificando grupos de riesgo, entre ellos los profesionales de la salud, quienes recibirían un apoyo más intensificado en dichas circunstancias. La experiencia adquirida por el equipo coordinador del SMAPS a raíz de intervenciones en otras situaciones de emergencia o desastres y, en concreto, durante la epidemia de influenzavirus A H1N1 de 2009, ha permitido que se haya podido poner en marcha, con celeridad y eficacia, una serie de medidas preventivas que, previsiblemente, reducirán el impacto negativo de la pandemia tanto en población general como en grupos de mayor riesgo psicosocial.
La puesta en común de diferentes experiencias a nivel internacional en el cuidado a los profesionales de la salud resulta ineludible a la hora de enriquecer nuestro modelo de atención a este colectivo de riesgo en una situación como la pandemia actual.

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