Como ya hemos explicado en anteriores posts, los profesionales de la salud están expuestos, por las características de su trabajo, a situaciones emocionales difíciles. Nos detendremos hoy en las condiciones de salud de las enfermeras y enfermeros.
Las exigencias que implica el cuidado continuado al paciente, eje de su quehacer, las condiciones en las que ejercen su trabajo, las dificultades que implica, en ocasiones, el trabajo en equipo, así como el poder mantener un adecuado equilibrio entre las obligaciones profesionales y las extralaborales, ponen a estos profesionales en riesgo de presentar malestar emocional en comparación con otros oficios. Existen, también, factores positivos asociados al ejercicio profesional como son el poder ejercer un oficio generalmente muy vocacional y las emociones agradables relacionadas con el reconocimiento del trabajo por parte de quienes se sienten cuidados. No obstante, el peso de las adversidades puede superar al del los beneficios del ejercicio profesional, conduciendo a incrementar el malestar de dichos profesionales.
Estudio sobre la salud de las enfermeras y enfermeros de Catalunya
La Fundació Galatea y el Consell de Col·legis de Infermeres i Infermers de Catalunya presentaron, el año pasado, los resultados del estudio sobre la salud, estilos de vida y condiciones laborales de las enfermeras y los enfermeros de Cataluña. La muestra analizada fue de 2.280 sujetos. El estudio concluye que las enfermeras y enfermeros que ejercen en Cataluña tienen un riesgo de presentar problemas de salud mental superior al de otros profesionales de la salud y también al de la población general. Así, según el estudio, el 35,6% de la muestra mostraba riesgo incrementado de desarrollar trastornos afectivos y/o de ansiedad, frente al porcentaje menor en otros profesionales de la salud, generalmente alrededor del 20%, y notablemente superior al que presenta la población general del mismo nivel socio-económico (9,7%). También los indicadores de dolor, fatiga o la falta de horas suficientes de descanso, peores que los de otros colectivos profesionales, apuntan a una merma en su bienestar físico.
En cuanto a las condiciones de trabajo, la precariedad laboral, que refiere el 27% de la muestra, tiene un impacto negativo en el cuidado de la salud de este colectivo. Así, el hecho de trabajar en un hospital, la temporalidad de los contratos, las largas jornadas laborales y/o los horarios poco convencionales ponen un mayor riesgo sobre su bienestar físico y emocional. A estas circunstancias se añaden otras relacionadas con la tensión y/o frustración relacionadas con la falta de control sobre el propio trabajo, la poca participación en los procesos de toma de decisiones o la vivencia de falta de apoyo por parte de los superiores jerárquicos.
Es preciso que los diferentes actores sociales, cuyas acciones tienen impacto directo e indirecto en el quehacer de las enfermeras y los enfermeros, tengan en cuenta estos hallazgos. También éstas/os deben estar alerta a no descuidar su salud y a pedir ayuda cuando su bienestar se deteriora.
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