Hoy entrevistamos a Silvia G. Bentolila, médica psiquiatra y sanitarista-MG en Gestión de Servicios de Salud Mental. Forma parte del Regional de Respuesta frente a Emergencias Sanitarias de OPS/OMS en Argentina. Es también docente universitaria en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires. Desde hace años, coordina el Programa de Atención al Médico Enfermo de Buenos Aires, Distrito III y la AMEC. Colabora habitualmente con la Organización Panamericana de la Salud-OMS.
En primer lugar, ¿cuál es la situación epidemiológica del SARS-CoV-2 en Argentina en estos momentos?
En nuestro país se decretó el Aislamiento Preventivo Obligatorio el 20 de marzo, una medida muy acertada para reducir la propagación del virus y el riesgo de tener un pico que desbordara la capacidad de respuesta del Sistema de Salud. Más aun considerando que en el Cono Sur coincidiría con el de Influenza Invernal. A la fecha esto se ha logrado. Hoy en día se mantiene también la amplia capacidad operativa del sistema sanitario disponible. Además, recientemente hemos recibido la promisoria noticia de contar con el nuevo test “NEOKIT-COVID-19”, un desarrollo nacional que permite detectar a nivel molecular el nuevo coronavirus y obtener resultados en menos de 2 horas. Hasta este momento, en el país se han registrado alrededor de 8.000 personas contagiadas.
Es importante comentar, para quienes no conocen la República Argentina, que ésta se compone de provincias y regiones con características sociodemográficas muy diversas. Algunas, como la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (C.A.B.A.) o el área metropolitana, con una gran densidad de población, donde las medidas debieron ser muy estrictas y otras donde ni siquiera se han registrado casos. Estas últimas, al haberse limitado la circulación dentro del país, actualmente tienen un funcionamiento interno cercano a lo habitual. Las grandes urbes son las que aún mantienen normas muy estrictas y selectivas de movilidad, especialmente por lo problemático que resulta el distanciamiento físico en los medios de transporte público, aunque se han puesto en marcha protocolos de bioseguridad. Por ejemplo, en la C.A.B.A. el uso de barbijo o mascarilla personal es absolutamente obligatorio: nadie puede salir de su casa, ni para hacer una compra de alimentos a metros de su domicilio, sin barbijo.
En las principales capitales provinciales y localidades populosas, nos encontramos en una etapa o fase de reapertura de nuevos tipos de negocios, además de los considerados esenciales, que nunca dejaron de funcionar. A la que se suman las salidas de los niños y niñas, que son muy necesarias, pues la educación en su totalidad, escuela y universidades, está funcionando de modo virtual o remoto.
Usted es integrante del equipo que impulsa el Plan de Acción Nacional de Respuesta en Salud Mental y Apoyo Psicosocial frente a Emergencias y Desastres, puesto edeb630n marcha a raíz de la pandemia por SARS-COV-2 por el Ministerio de Salud de Argentina. ¿En qué consiste?
Desde el día 13 de marzo, el doctor Hugo Barrionuevo, director de la Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones del Ministerio de Salud de la Nación, me convocó para colaborar en la dirección a su cargo, dada mi experiencia en el abordaje de salud mental y apoyo psicosocial en emergencias y desastres. Se hacía imperioso, a la luz de los acontecimientos y el devenir de la pandemia, y teniendo en cuenta todas las recomendaciones de los organismos internacionales al respecto, que se pusieran en marcha acciones específicas para enfrentar el impacto potencial de la pandemia en la salud mental de la población. Y a su vez, era importante hacer llegar a la ciudadanía que buena parte del éxito de la prevención dependería de su comportamiento. Entre otras muchas cuestiones, algo que esta pandemia ha puesto de manifiesto es la necesidad de la importancia de la educación en salud, tanto a nivel individual como colectivo.
Está ampliamente documentado que, en situaciones de emergencias o desastres, la eficacia de la respuesta depende de que sea coordinada y organizada, para lo que es crucial la acción del gobierno. La Dirección de Salud Mental y Adicciones de la Nación convocó, a través del Consejo Federal de Salud Mental, a todos los directores provinciales y al Consejo Consultivo de Salud Mental, en el que están representados organismos de derechos humanos y asociaciones, incluidas, obviamente, las de familiares y usuarios de servicios de salud mental, así como a otras organizaciones.
Rápidamente se puso en marcha un plan de acción para la construcción de una red nacional de respuesta de salud mental y apoyo psicosocial frente emergencias y desastres (SMAPS/ COVID-19). Dicha red se alineó con los planteamientos de la Gestión Integral para la Reducción de Riesgos de Desastres e hizo suyo el lema “Sin salud mental no hay salud”.
Las primeras acciones incluyeron: 1) elaboración de recomendaciones y lineamientos para el cuidado de los distintos grupos de riesgo; 2) capacitaciones rápidas a integrantes de primera línea de respuesta desde la plataforma de TELESALUD del Ministerio de Salud de la Nación; 3) desarrollo de estrategias para la promoción del autocuidado y la prevención de adicciones y suicidio para los integrantes de equipos de salud, en especial, los de primera línea de respuesta (trabajadores de la salud, fuerzas de seguridad, policía federal, bomberos y socorristas), incluyendo iniciativas como el dispositivo “botón rojo de salud mental” para los equipos de UCI, y 4) entrenamiento de los equipos de salud mental en primera ayuda psicológica para la población general y en estrategias de cuidado de equipos para dar apoyo a los trabajadores de las unidades de respuesta.
Frente a las necesidades que surgieron a partir del aislamiento preventivo obligatorio, la Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones impulsó y avaló con recomendaciones la continuidad de los tratamientos por medios remotos, con autorización para la cobertura de los prepagos. También se elaboró una resolución ministerial para la utilización de receta digital para psicofármacos. Los materiales audiovisuales de autoayuda para profesionales se ofrecieron con acceso libre en la página del Aula Virtual del Ministerio de la Salud.
La complejidad y diversidad de las medidas tomadas y el impacto potencial de los efectos de la pandemia a medio-largo plazo definieron la necesidad de contar con un Plan Nacional de Salud Mental y Apoyo Psicosocial frente a Emergencias y Desastres. Dicha estrategia, avalada por el doctor Barrionuevo, sigue las directrices del marco de Sendai, al que Argentina se adhirió en 2015, y cuenta con un sistema único de registro a nivel nacional que permite el seguimiento y evaluación estrecha en el tiempo de la efectividad de dicho proyecto.
¿Cuáles son los principales grupos de riesgo psicosocial durante esta pandemia? ¿Qué intervenciones específicas han desarrollado para ellos?
Dentro del Plan antes mencionado, se han considerado como poblaciones en riesgo a:
- Equipos de salud.
- Personal de las fuerzas de seguridad, defensa civil, bomberos.
- Personal que trabaja en la producción de insumos críticos.
- Población general en aislamiento preventivo obligatorio.
- Personas en tratamiento por problemas de salud mental.
- Personas internadas por problemas de salud mental.
- Personas internadas por COVID-19 y familiares.
- Personas en situación de encierro.
- Personas en situación de vulnerabilidad habitacional.
Para todos ellos se desarrollaron recomendaciones, lineamientos y entrenamientos específicos.
La Red Nacional de Respuesta en Salud Mental y Apoyo Psicosocial frente a Emergencias y Desastres, ¿ya se había activado con anterioridad? ¿Qué experiencia se tenía en el ámbito de las emergencias en Argentina?
La Red Nacional de Respuesta en SMAPS no había sido activada con anterioridad. Pero sí existe un antecedente. En el año 2005, fue creada la Red Provincial de Salud Mental en Incidente Crítico de la Provincia de Buenos Aires, dependiente de la Dirección Provincial de Emergencias Sanitarias. La fundamos un pequeño grupo de profesionales de la salud mental, quienes diseñamos e implementamos un plan a petición del Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires. En estos quince años, lleva realizadas un centenar de intervenciones en situaciones de emergencias complejas y desastres. Con el objetivo de ir conformando una red de respuesta, se llevaron a cabo miles de capacitaciones a lo largo y a lo ancho de la provincia de Buenos Aires (la más grande y populosa de Argentina), para que quienes están en la primera línea de respuesta tengan herramientas básicas para el cuidado y autocuidado de la salud mental.
Siendo coordinadora de la red, allá por el año 2009, fuimos convocados por la Organización Panamericana de la Salud para diseñar una intervención en ocasión de la Pandemia H1N1. Recordarán que Argentina fue uno de los países más afectados entonces; de hecho, se cerraron los lugares públicos y hasta se tuvieron que suspender las clases y el transporte público.
Llevamos a cabo un plan para trabajar con los equipos de salud de los grandes hospitales que fueron referencia durante dicha pandemia. Las lecciones aprendidas en esa oportunidad resultaron un invalorable aprendizaje. Las estrategias para reducir el impacto del estrés tanto a nivel individual como en la conflictiva interna de los equipos de trabajo, las pautas de descanso, el contacto con la familia, la necesidad de una comunicación intrainstitucional clara y transparente, fueron claves a la hora de dar alivio a los integrantes de los equipos de salud con los que llevamos a cabo la intervención. Diseñamos, en esa oportunidad, una “Encuesta de reacciones esperables”, para medir la respuesta del estrés agudo, que resultó de gran utilidad. Podemos afirmar que los resultados obtenidos de la intervención están en absoluta consonancia con las recomendaciones que proponen actualmente la IASC y OPS/OMS para cuidar a los trabajadores sanitarios. De ahí la importancia, para quienes nos dedicamos a la atención a la salud mental de los profesionales de la salud, de desarrollar estrategias preventivas durante períodos de más calma que nos capaciten para estar mejor preparados en los momentos críticos.
Y, en concreto, el Programa de Atención al Médico Enfermo que dirige en el Colegio de Médicos de Buenos Aires, Distrito III, ¿qué acciones ha puesto en marcha a raíz de la pandemia?
En nuestro programa hemos activado la asistencia remota para seguir atendiendo a quienes ya estaban bajo tratamiento. Se reforzó la estrategia de promoción del autocuidado con la difusión de material para los servicios de guardia, así como con conferencias online, en la idea de dotar a los profesionales de herramientas para la autodetección de indicadores de malestar previos al desencadenamiento de patología o padecimientos que les permitieran pedir ayuda si las estrategias de afrontamiento claudicaban. No obstante, aún no se ha apreciado un incremento significativo de la demanda.
A comienzos de marzo, antes de que llegara el primer paciente a Argentina, se realizó una encuesta para evaluar globalmente la salud mental de los matriculados. Nos será de gran utilidad para medir el impacto de la pandemia, a posteriori.
Aunque los profesionales de la salud de primera línea de diversos lugares del mundo se están enfrentando a situaciones similares, ¿cree que hay peculiaridades propias de cada país en el estilo de afrontamiento? De ser afirmativo, ¿qué podría decir respecto a Argentina?
Si bien podríamos decir que no hay grandes diferencias en el estilo de afrontamiento, existe una problemática con la que tienen que lidiar nuestros profesionales de la salud, que es el multi o poliempleo. Es frecuente que sus tareas las realicen en varios lugares. Este factor incrementa el riesgo de contagio, tanto por tener que desplazarse, recorriendo muchas veces importantes distancias, como por entrar y salir de distintas instituciones de salud en un mismo día.
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