El hecho de si tener antecedentes familiares con alcoholismo podría aumentar el riesgo de padecerlo se ha planteado desde la antiguedad. Así, Platón y Plutarco coincidían ya en la observación de que la tendencia a la bebida de los padres podria influir en la de sus hijos.
Se puede afirmar que el riesgo de padecer alcoholismo es mayor (se calcula en torno a 3-4 veces mayor) en los hijos de los alcohólicos que en los que no tienen padres con alcoholismo, reduciéndose el riesgo aproximadamente a la mitad cuando el parentesco no es de primer grado sino de segundo pero siendo, en este caso también, superior al de los individuos sin antecedentes familiares de alcoholismo. Aunque la relación observada puede explicarse, en gran medida, por factores géneticos también es preciso tener en cuenta factores psicosociales o contextuales, es decir, el efecto del aprendizaje (y de la epigenética) en la mayor propensión a acabar desarrollando un trastorno por uso de alcohol.
Estudios genéticos (alcoholismo)
En cuanto a los estudios genéticos, es preciso advertir que sus conclusiones presentan diversas dificultades. Por una parte, de la diversidad de criterios diagnósticos (o definición de alcoholismo) y de notables diferencias en los contextos socio-culturales. En muchas ocasiones, los estudios genéticos se obtienen de muestras de pacientes ya en tratamiento, lo que supone un sesgo a la hora de inferir resultados a la población general. La relación causal también se ve dificultada por el hecho de que, en muchas ocasiones, hay otros trastornos psiquiátricos concomitantes o bien la heredabilidad tiene que ver con la mayor vulnerabilidad a dimensiones de la personalidad (como, por ejemplo, la impulsividad) que incrementan el riesgo de desarrollar una adicción.
También es preciso tener en cuenta las diferencias por género (mayor riesgo en varones que en mujeres) así como las diferencias genéticas en la metabolización de la sustancia. Pese a todas estas dificultades, sí puede afirmarse que hay una mayor vulnerabilidad de padecer alcoholismo en quienes tienen familiares con problemas de alcohol.
Queda aún mucho camino por recorrer a la hora de dilucidar cómo la herencia (tanto la genética como el ambiente) influyen en el alcoholismo. Pero, con la evidencia disponible hasta el momento, es importante, desde el punto de vista clínico y preventivo, tener en cuenta que los individuos con antecedentes familiares de alcoholismo deberían extremar las precauciones en el caso del consumo de alcohol, consultando al médico general o al especialista lo antes posible cuando sospechen que su consumo puede ser problemático.
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